
En un contexto económico volátil como el argentino, los pequeños y medianos inversores no solo deben enfrentar una de las inflaciones más altas del mundo, sino también penalizaciones crecientes a la hora de dolarizar sus ahorros o invertir fuera del país. Esta combinación provoca lo que muchos ya llaman la doble pérdida del inversor argentino: por un lado, la pérdida de poder adquisitivo en pesos; por otro, el alto coste de acceder a dólares o de enviarlos al exterior.
En este artículo te explicamos cómo se da esta doble presión, por qué se produce y qué estrategias puedes aplicar para minimizar su impacto.
El costo oculto de quedarse en pesos
Argentina cerró 2024 con una inflación acumulada cercana al 120%, y las estadísticas dicen que 2025 cerrará en diciembre con los mismos porcentajes. Esto significa que cualquier inversión en pesos, por segura o conservadora que parezca, pierde valor en términos reales si no logra superar este índice.
Por ejemplo, un plazo fijo tradicional ofrecía a inicios de junio una TNA del 40%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual del 48,9%, muy por debajo de la inflación esperada. Incluso instrumentos más sofisticados como bonos CER o fondos comunes atados a inflación ofrecen un rendimiento apenas neutral o levemente positivo, pero con riesgo.
A esto se suma la devaluación del tipo de cambio oficial, que licúa los activos en pesos, mientras que el dólar blue, el MEP y el CCL continúan marcando nuevos máximos históricos. El resultado es claro: quedarse en pesos sin una estrategia sólida equivale a una pérdida asegurada.
El castigo por querer protegerse: hasta un 9% por dolarizarse
Paradójicamente, quienes quieren cubrirse frente a este deterioro comprando dólares también enfrentan una penalización. Según datos recientes, los costos totales por dolarizarse y sacar el dinero del país pueden superar el 9%.
Este coste se compone de:
- Spread entre la compra y venta de bonos para operar MEP o CCL
- Comisiones de intermediarios financieros
- Gastos bancarios por transferencias al exterior
- Variaciones intradía del tipo de cambio
- Impuestos o retenciones en caso de uso de tarjetas o mecanismos oficiales
Por ejemplo, si hoy cambiás $1.000.000 a dólar CCL (mediante bonos AL30), con un tipo de cambio de $1.300 por USD, recibirías aproximadamente USD 769. Luego, al transferir ese dinero al exterior, podrías perder entre un 1% y un 3% adicional en comisiones y diferenciales. En total, habrías sacrificado más de $90.000 solo en el proceso de dolarización y transferencia.
¿Por qué se produce esta doble pérdida?
Existen varios factores que explican esta situación tan desfavorable para los inversores:
- Controles de capitales estrictos: el cepo impide el libre acceso a divisas, creando tipos de cambio múltiples y distorsiones en los precios.Esto ya ha sido analizado en profundidad respecto al impacto del cepo cambiario en el precio del dólar blue y sus posibles escenarios.
- Política fiscal y monetaria expansiva: que alimenta la inflación y reduce la confianza en el peso.
- Riesgo país elevado: que encarece el acceso a financiamiento y obliga a los agentes a protegerse con operaciones más caras.
- Inseguridad jurídica y falta de reglas claras: que desalienta la inversión de largo plazo y obliga a moverse constantemente entre activos. En este contexto, muchos se preguntan qué hicieron los argentinos con sus dólares blue la última vez que se levantó el cepo, y si esas decisiones podrían repetirse.
Todo esto genera un entorno donde ahorrar o invertir desde Argentina es complejo y costoso, y donde cualquier movimiento defensivo conlleva un peaje financiero.
¿Tiene sentido seguir invirtiendo desde Argentina?
Esta es una pregunta que muchos inversores se hacen. Y aunque es innegable que las condiciones actuales no son favorables, también hay oportunidades para quienes sepan adaptar su estrategia. El mercado local sigue ofreciendo activos infravalorados, empresas con potencial de recuperación y oportunidades para generar rendimientos superiores al promedio internacional. Eso sí, requiere mayor conocimiento, gestión activa y protección contra riesgos macroeconómicos.
La clave no es elegir entre quedarse o irse, sino construir una cartera híbrida: defensiva, diversificada y con una porción creciente de exposición internacional. Frente a los cambios recientes en el régimen cambiario, conviene también seguir de cerca cómo afecta el levantamiento del cepo a los ahorristas que compran dólar blue o cómo podría reaccionar el mercado informal ante nuevos escenarios de liberalización.