El pronóstico de ingresos futuros de Apple y la decisión de política monetaria de Japón han sido las dos noticias sobresalientes de la semana.
Si bien la ganancias por acción de Apple estuvieron en línea y la generación de ingresos levemente debajo de las expectativas de los analistas, lo que decepcionó fue el pronóstico de ingresos para su trimestre de marzo llevando al papel instantáneamente desde el anuncio debajo de los 500s nuevamente, casi 10% negativo en instantes.
Es probable ahora que con esta decepción, la acción opere consistentemente en un rango inferior al de las últimas semanas y esto es más preocupante aún sabiendo que este período fue dominado por mercados globales en clara señal bullish (optimista). Es muy importante tener en cuenta esta dinámica por si acontece una corrección de mercados y por ende una suba en la aversión al riesgo global lo cual podría ocasionar una castigo adicional al papel.
La acción comenzó el 2012 cerca de los 400s, esta semana operó muy cerca de los 450s, otro ejemplo más de este juego interminable de hacer subir y hacer bajar activos financieros: los árboles no crecen hasta el infinito, y ahora mientras dure la moda parecería que lo deberá padecer Apple.
Cambiando de tema, el Banco Central de Japón (BOJ) ha anunciando la implementación de un programa de Flexibilización Cuantitativa al estilo Bernanke dado que será con final abierto (open-ended) comenzando en enero del año próximo. Adicionalmente, en un intento de terminar con décadas de deflación crónica, el Banco Central de Japón intentará generar inflación creíble subiendo su objetivo de inflación al 2% por sobre el 1% anterior.
Parecería que finalmente estas medidas intentarán neutralizar la agresiva política monetaria seguida por la Fed que puso al Yen Japonés en máximos históricos contra el Dólar Americano en niveles de 75 y comprometiendo la competitividad de la economía nipona que tuvo que padecer su más violenta apreciación cambiaria en medio de una severa recesión interna y por ende con clara pérdida de competitividad internacional. Esto refleja otro programa gigante de inyección monetaria más para mercados que ya están repleto de ellos.
El pronóstico del 2013 por el momento sigue siendo bullish (optimista) pero en este punto una corrección sería hasta saludable para oxigenar al resto del año que será muy largo y con muchos desafíos fiscales desde el G2. Recordemos que el 2012 sólo tuvo dos correcciones y las mismas se caracterizaron por ser muy rápidas y muy violentas.
Los desequilibrios que condujeron a esta crisis en muchos aspectos permanecen invariables pero el mercado cuando lo permite un Banco Central decide ignorarlos. Parecería que el 2013 intenta ser una copia perfecta del 2012 en este sentido aunque sin dudas, este año será muy largo y quizá lo fiscal gane más relevancia.
El 2012 ha demostrado que la percepción de permanente intervención monetaria está más intacta que nunca. Sólo basta que un Banco Central de la señal de que está dispuesto a inyectar moneda para que todo el mundo se desinterese de lo macro-fundamental y vuelva a un modo unidireccional de posicionamiento. Japón sin dudas es el último Banco Central en unirse a esta forma heterodoxa de hacer política monetaria en torno a una crisis.
Los principales bancos centrales del planeta están atrapados en un juego eterno de expectativas y señales que apuntan a la reflación de activos, a la ilusión monetaria y a la indiferencia de la severa realidad fiscal que enfrenta el G2. El paradigma del mercado sigue siendo el mismo por el momento: se antepone la distorsión monetaria por sobre los fundamentos macroeconómicos de un equilibrio general que todavía tiene muchas preguntas sin responder desde el 2007.