La inflación es un factor determinante en toda actividad económica, por ende su impacto también llega al valor de las acciones. No es lo mismo una inflación moderada que una alta, ya que el entorno económico obliga a las compañías a tomar medidas para reducir el impacto.
Aunque también hay que tener en cuenta en que sector estamos invirtiendo. Todo esto es necesario para saber cómo proteger nuestra cartera.
¿Cómo impacta la inflación en las acciones?
El efecto de la inflación sobre las empresas no es uniforme; su impacto varía drásticamente según el nivel de aceleración de los precios:
Inflación alta y persistente (Escenario Crítico)
Inflación alta y persistente (Escenario Crítico)
Es el escenario más dañino para los márgenes de beneficio debido a:
- Aumento de costos: Alza en materias primas, energía (crudo WTI/Brent), logística y presión salarial.
- Costos financieros: El aumento de los tipos de interés encarece el crédito.
- Caída del consumo: Los consumidores recortan gastos en bienes prescindibles (viajes, electrodomésticos) para priorizar lo esencial.
Inflación moderada (Escenario de Equilibrio)
A diferencia de la anterior, un nivel controlado puede ser positivo:
- Permite un entorno económico estable.
- Fomenta la inversión y el consumo previsible.
- Suele acompañar periodos de crecimiento económico saludable.
Inflación baja (Escenario Óptimo)
Es el contexto más favorable para el mercado de valores:
- Genera máxima previsibilidad para la toma de decisiones.
- Potencia la inversión a largo plazo y el crecimiento general de la economía.
¿Qué tipos de empresas se benefician o resisten mejor la inflación?
Para diseñar una estrategia de inversión robusta, es fundamental distinguir entre aquellas compañías que logran sacar provecho del aumento de precios, las que simplemente sobreviven y aquellas que ven su modelo de negocio seriamente amenazado.
Empresas que logran capitalizar la inflación
Existen sectores que, por la naturaleza de sus activos o su posición en el mercado, suelen actuar como ganadores directos en estos ciclos:
- Productores de materias primas (Commodities): Las empresas mineras y petroleras son las primeras beneficiadas, ya que el valor de lo que extraen suele ser el motor principal de la inflación. Al vender productos básicos con precios internacionales, sus ingresos se ajustan casi de inmediato al alza.
- Líderes con poder de fijación de precios: Compañías de consumo masivo que poseen marcas tan consolidadas (como grandes firmas de bebidas o higiene) que pueden trasladar el aumento de sus costos al consumidor final sin que su volumen de ventas se vea afectado significativamente.
- Activos reales y servicios regulados: El sector inmobiliario es un refugio histórico, dado que tanto el valor de las propiedades como los contratos de alquiler tienden a seguir la curva inflacionaria. Por otro lado, las empresas de servicios públicos (energía, agua) suelen contar con marcos regulatorios que permiten ajustes tarifarios periódicos, protegiendo así su rentabilidad.
Sectores de resistencia y demanda estable
Otras empresas actúan de forma defensiva; no necesariamente "ganan" con la inflación, pero su estructura les permite resistir el impacto mejor que al resto:
- Consumo básico y salud: Los supermercados y las farmacéuticas operan con una demanda inelástica. Esto significa que, independientemente de cuánto suban los precios, los consumidores no pueden dejar de comprar alimentos básicos o medicamentos, lo que genera flujos de caja predecibles y protegidos.
Empresas vulnerables: ¿Quiénes sufren más?
En la otra cara de la moneda se encuentran las compañías que ven sus márgenes e ingresos erosionados rápidamente:
- Acciones de crecimiento (Growth): Las grandes tecnológicas y empresas innovadoras dependen de la financiación para expandirse. Cuando la inflación sube, los bancos centrales elevan los tipos de interés, lo que encarece drásticamente el costo de su deuda y reduce su valoración actual.
- Negocios de margen estrecho: Sectores como el comercio minorista pequeño o las aerolíneas sufren doblemente. Por un lado, enfrentan un aumento masivo en costos operativos (combustible, logística); por otro, operan en industrias tan competitivas que no siempre pueden subir los precios sin perder a sus clientes.
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Pros y contras de las acciones como cobertura inflacionaria
Pros
- Poder de fijación de precios (Pricing Power): Permite invertir en empresas que pueden trasladar el aumento de costos a sus clientes, manteniendo sus márgenes de ganancia.
- Representación de valor real: Las acciones son participaciones en negocios tangibles que tienden a ajustar su valor intrínseco conforme suben los precios.
- Exposición a moneda dura: Al comprar acciones extranjeras (activos dolarizados), te proteges simultáneamente de la inflación local y de la devaluación.
- Flujos de caja resilientes: Las empresas competitivas y con poca deuda pueden generar excedentes de caja que crecen a la par o por encima de la inflación.
- Superioridad frente a la renta fija: A diferencia de los bonos tradicionales con tasas fijas, las acciones tienen un potencial de crecimiento que puede superar el IPC.
- Diversificación global: Acceder a mercados internacionales con economías más estables y monedas más fuertes.
- Crecimiento compuesto: Posibilidad de apreciación mediante dividendos crecientes y la expansión de los beneficios por acción.
Contras
- Confusión entre rendimiento nominal y real: Creer que estás ganando dinero solo porque el precio sube, sin restar el porcentaje de inflación que reduce tu poder de compra.
- Ignorar el tipo de cambio: No considerar que la inflación suele ir acompañada de una devaluación de la moneda local frente al dólar.
- Fiarte de métricas desactualizadas: Los balances y estados contables pueden quedar "viejos" rápidamente, ya que los costos y ventas cambian a un ritmo acelerado.
- Previsiones de crecimiento estáticas: No ajustar las proyecciones futuras al impacto que el alza de precios tiene incluso en empresas sólidas.
- Enfoque en el corto plazo: La volatilidad inflacionaria castiga los retornos inmediatos; el valor suele recuperarse mejor en plazos largos.
- Falta de activos refugio: No diversificar la cartera con activos que históricamente resisten mejor la pérdida de valor monetario.
La inversión en acciones no es solo un medio para hacer crecer nuestro capital, sino también un vehículo para protegernos de la inflación en el largo plazo. Si gestionamos bien la cartera tendremos un as bajo la manga para hacer frente a cualquier entorno económico y aprovechar cada etapa económica en nuestro país.