SANTANDER ONE; SANTANDER BYE, BYEAsí me despido de un banco en el que llevaba desde 1994. Después de varias perrerías que me han hecho y que he tolerado con paciencia infinita (Seguro de inversión, Hipoteca pirata, Tarjetas Ferrari que nunca había pedido), ha llegado la última con la transformación de la cuenta 123 en la cuenta Santander One. A partir de ahora disfrutará la señora Botín de sus comisiones y excesos: yo no le pago más, que se lo cargue a la linea de crédito del emérito.