El indicador de riesgo país de Argentina registró una caída significativa después de las elecciones legislativas, lo cual generó un fuerte rebote en bonos, acciones y expectativas de acceso al crédito externo. Este análisis examina qué mide el riesgo país, los motivos de su retroceso, sus implicancias para la economía real y los mercados, así como los desafíos para que esa baja sea sostenible.
¿Qué provocó la baja récord tras el resultado electoral?
Tras la victoria legislativa del oficialismo Javier Milei y de su espacio político (La Libertad Avanza) el mercado reaccionó con un fuerte repunte: bonos, acciones y moneda se movieron notablemente.
El retroceso del riesgo país vino acompañado de:
- Subidas fuertes en los bonos soberanos argentinos: los activos en dólares mostraron ganancias de hasta dos dígitos (7-13 cents en bonos internacionales).
- Alza en la bolsa argentina y en ADR de empresas argentinas que cotizan en Wall Street.
- Fortalecimiento del peso frente al dólar, lo que también se interpreta como mejora de expectativas.
En pocas palabras: la elección redujo el llamado “riesgo político”, lo cual disipó parte de la prima que los inversores pedían por poner dinero en Argentina.
¿Hasta dónde puede bajar el riesgo país y qué implicancias trae?
Ahora bien: ¿cuál es el “techo optimista” para el riesgo país argentino y qué significaría?
Analistas internacionales, incluidos equipos de JPMorgan Chase & Co., estiman que si se consolidan señales de gobernabilidad, reforma y entendimiento con organismos internacionales (como el Fondo Monetario Internacional), el spread podría ubicarse de modo más sostenible por debajo de los 700-600 puntos básicos.
Una baja a esos niveles implicaría:
➡️ Implicancias bajada riesgo país:
- Mejor acceso a los mercados internacionales de deuda.
- Posibilidad de emisión de bonos con menor coste.
- Mayor entrada de capitales internacionales hacia Argentina.
- Un entorno más favorable para empresas locales que requieren financiamiento externo.
Ahora bien: hay matices importantes. Una caída exageradamente rápida sin respaldo estructural puede revertirse fácilmente. Además, el nivel “ideal” frente a comparables emergentes dependerá del riesgo país de pares y del contexto global. Por otro lado: aunque el riesgo país haya caído, eso no garantiza que Argentina vuelva “inmediatamente” a emitir como un país emergente “ordenado”, restan reformas, mejoras institucionales y credibilidad.
¿Por qué es tan relevante el riesgo país?
El término riesgo país refiere a la diferencia (spread) entre la tasa que paga la deuda soberana de un país como Argentina frente a un activo “libre de riesgo” (usualmente bonos estadounidenses). Representa la percepción de los inversores sobre la capacidad y voluntad del país para cumplir con sus obligaciones.
- Cuando el riesgo país es elevado: el país enfrenta tasas más caras, el acceso al crédito externo se torna más limitado, y tanto el Estado como las empresas locales pueden ver encarecido el financiamiento.
- Cuando baja: se abre una ventana para que entren inversiones, mejorar la confianza externa, y potencialmente costear mejor la deuda. En el contexto argentino, dicho indicador tiene especial importancia, ya que históricamente ha reflejado episodios de incumplimiento, devaluaciones o crisis de confianza.
Por ejemplo, según un análisis del Allianz Trade, Argentina estaba catalogada como “sensitive risk” en su reporte de septiembre 2025, con mención expresa de mejora de riesgo país gracias a una transición del régimen cambiario. Avanzamos ahora a ver por qué se dio esa baja récord.
¿Cómo impacta esta baja en la economía real, el financiamiento y los precios?
La caída del riesgo país no es solo una buena “foto” de mercados: tiene implicancias reales para la economía de Argentina:
- Financiamiento estatal: menores costos de intereses implican que el Estado puede emitir deuda más barata o refinanciar más cómodamente.
- Financiamiento del sector privado: bancos y empresas locales se benefician cuando el entorno de deuda soberana mejora, pues mejora la percepción global del país.
- Inversiones productivas: flujo de capitales externos más barato y confianza elevada pueden estimular inversiones en energía, agro, tecnología o infraestructura.
- Impacto en precios: en escenarios de menor riesgo país, hay menores primas por incertidumbre, lo que puede moderar inflación o devaluaciones bruscas. Contrario: periodos de riesgo país elevado han venido acompañados en Argentina por inflación acelerada, devaluaciones y recesión.
Si esta tendencia se consolida, podría dar paso a una dinámica más favorable para el crecimiento argentino, aunque no es automático ni está libre de riesgos.
¿Es esta baja del riesgo país sostenible o podría revertirse?
La gran pregunta: ¿podemos asumir que la baja del riesgo país es duradera? La respuesta: si se cumplen ciertas condiciones, sí pero no con certeza. Analicemos los factores que juegan a favor y los que juegan en contra:
Pros
- Refuerzo político del oficialismo tras las elecciones, lo que reduce el “riesgo político” inmediato.
- Respaldo internacional: por ejemplo, acuerdos de swap o apoyo financiero externo que refuercen la liquidez de reservas.
- Mejora de indicadores económicos: inflación a la baja, superávit comercial, avance en reformas.
Contras
- Que la administración no implemente reformas de peso, pierda legitimidad o enfrente crisis institucionales.
- Que existan choques externos (suba de tasas globales, crisis en otros países emergentes, etc).
- Que el financiamiento externo sea insuficiente o se retrase, lo que pondría presión sobre reservas y tipo de cambio.
En definitiva: esta baja es una oportunidad, pero no un billete con “cero riesgos”. Para inversores y “traders” es un momento interesante, pero también con márgenes de precaución.