Saludos,
Creo que, leyendo los posts anteriores, hay personas que aún no han entendido nada.
En el caso de la burbuja inmobiliaria, el "regalo" (cual caballo de Troya) que se nos ofreció, fue soltarnos en el mundo con la entera libertad como propietarios de fijar el precio más alto que el del vecino (y eso es bueno, a cada cuál su criterio); y como compradores el derecho de pagar dicho precio sin plantearnos nuestra vida a veinte, treinta o cuarenta años vista (que también es bueno, si todos fuéramos funcionarios).
No podemos, moralmente, pedir explicaciones a las entidades que nos fiaban aduciendo que "ellos encarecieron los pisos", cuando nuestra propia CODICIA e IGNORANCIA nos ha colocado aquí.
Yo no puedo pedir a un baby-boomer, que ya ha pagado su piso comprado en 1.500.000 pesetas, que lo venda en un precio que lleve al comprador a pagarlo en los diez años que le llevó a él.
Pero sí puedo aconsejar a un amigo, sin estudios, mozo de almacén eventual, que por mucho que los tipos de interés estén (intervenidamente) bajos, y que el banco se la vaya a jugar con él, no puede permitirse comprar ese mismo piso en 150.000 euros (y esto es una ganga), hipotecado a treinta años vista. Hasta el baby-boomer puede que "no se corone" con mi amigo y su dinero mágico, e incluso se fije un mercado ajustado a realidad.
Y si los planes de estudio en las escuelas cambian (dejando de demonizar el dinero, y aprendiendo a controlarlo), y otros como mi amigo comienzan a vivir en la realidad del "patrón oro" y del "tengo-valgo", quizá saquen la cabeza del saco de la deuda y empiecen a vivir la vida.
La riqueza, amigo de los ratones, no es un derecho. Es una mera posibilidad.
Y hasta ahora, el sistema conocido no ha sido capitalista, ha sido totalmente intervenido por los estados: esperemos que este sea el último empujón para que veamos la verdadera cara del sistema. Pero aviso, tocará sufrir. Y nadie va a oirnos llorar.
Perdón por la extensión.
