Yo fui cliente del Popular durante los 13 años aprox. que estuve pagando hipoteca y recuerdo el día en que llevé el papel solicitando la cancelación de la cuenta como uno de los más felices de mi vida. Me tuve que subrogar así que no tuve más remedio que hacerme cliente.
Cuando abrí la cuenta me dice el director:
"Bueno, entonces ¿cuando te pedimos las tarjetas y domiciliamos los recibos?
- Yo trabajo con otro banco, si quieres que traiga los recibos y pida tarjetas dime qué me ofreces...
-¿Ofrecer? Como un cliente preferente no te cobraremos comisión por los recibos
- Eso ya lo hacen en mi banco....
Más adelante:
-Oye, que no quiero pagar el correo de los recibos.
-Vale, puedes venir a recogerlos a la oficina
A los dos meses
- Las cartas no me llegan a casa pero me seguís cobrando el correo.
- Es lo que hay, no podemos cambiarlo
- Pues si lo tengo que pagar igual, mandádmelo a casa.
Un día saco dinero en efectivo -unos 1000 o 2000 euros-, y mientras lo estoy contando me dice el cajero con malos modos:
- Por favor, retírate para que pueda atender al siguiente cliente
- Es que estoy contando el dinero
- Ya lo he contado yo, ¿no lo has visto?
- Si lo he visto, pero la transacción no termina hasta que las dos partes están conformes. Si yo te traigo dinero y lo cuento delante de tí, ¿tú no lo vuelves a contar?
Me llega a casa, sin yo pedirla, una tarjeta de crédito, por correo con acuse de recibo. Al ser del banco acepté la carta sin saber lo que tenía. Voy a la oficina:
-Me ha llegado esta tarjeta que no he pedido.
- Las mandan por sistema. Destrúyela y no la actives, con eso basta.
A los pocos meses me llega una comisión por tarjeta de crédito. Voy a la oficina y tras explicar la situación me la devuelven.
El tercer año me cansé y les dije que estaba cansado de que me cobraran comisión por una tarjeta que nunca pedí y que nunca usé, y que no quería estar pidiendo todos los años la devolución como un favor. Así que o me la quitaban de una vez o ponía una queja ante el defensor del cliente. El chaval teclea en el ordenador, imprime algo y me lo da para firmar. Pregunto: "¿Esto que es?"
-"La solicitud de cancelación de tarjeta"
- "¿Cómo te voy a firmar la solicitud de cancelación de una tarjeta que ni siquiera te he solicitado? Firma tú si quieres, yo no he tenido ninguna tarjeta vuestra ni tengo por qué pagar ninguna comisión.
Por la hipoteca tuve que suscribir un seguro de la vivienda. Por una inundación por lluvias el Consorcio de Compensación de seguros iba a indemnizar a la comunidad de vecinos, pero en algunas viviendas como la mía constaba el Banco como primer beneficiario, así que necesitábamos que el banco nos entregase una carta aceptando su renuncia a la indemnización. Me citan a última hora de la mañana. ¿No podéis preparar la carta y la recojo mañana?
-"No, ven y te la preparamos en un momento"
El momento fue de casi una hora, con el empleado -de unos 55 años- "picando" el texto en una máquina de escribir, con el dedo índice, a una velocidad que ni un niño pequeño. Yo creía que había una cámara oculta, y os hablo aproximadamente del año 2000...
Tengo una plaza de garaje alquilada a una vecina. Ella también tenía cuenta en el popular.
-Quiero pagar a esta señora esta cantidad, hazme una transferencia de mi cuenta a la suya.
- Como quieras pero las transferencias tienen comisión
- ¡No jodas! Pero si no sólo es la misma entidad, sino que las dos cuentas son de esta oficina!
- Lo que oyes.
- Pues nada, hacemos un reintegro de esa cantidad de mi cuenta, y luego hacemos un ingreso en la suya.
Y como esas muchas otras, y no sólo en una oficina, sino en varias que he conocido. Mi experiencia, ya sea con los bancos o con las empresas en las que he trabajado, es que cada empresa tiene una especie de "cultura empresarial" y los empleados, por muy jóvenes y revolucionarios que sean, al entrar en una organización se pegan de bruces con la cultura establecida y o se adaptan, o acaban fuera. Por eso no hay mucha diferencia de trato entre oficinas de la misma entidad a no ser que sean de ciudades distintas.