
En vez de restringir la calefacción, ducharse con agua fría o eliminar la telefonía fija del hogar es preferible cambiar de tarifas ante el dinamismo que generan constantemente estos servicios con precios más competitivos que pueden ser contratados fácilmente por los usuarios, incluso dentro de la misma compañía y, que finalmente conducen a unas facturas más llevaderas para los usuarios.