Siempre que nos enfrentamos a una decisión en donde hay dos o más opciones para resolver la misma, nos encontramos con este concepto, ya que se basa en la simpleza de que al decidir una de las opciones, renunciamos a la otra y a los beneficios que puede haber tenido.
Entonces, el coste de oportunidad es un tipo de costo que se da al renunciar a una alternativa cuando tomamos una decisión, incluyendo los beneficios que podrían haber venido de esa alternativa. De esta manera, podemos entenderlo como los beneficios que no percibimos, que pasan a representar un coste, por no haber elegido la mejor alternativa para nuestros recursos limitados. Es el valor que tiene la alternativa perdida.
Nos enfrentamos a este concepto todos los días de nuestra vida: imaginémonos una situación en la que tenemos que elegir entre ir a jugar un partido de fútbol o bien, ir al cine. Si elegimos ir al cine, siempre existe la posibilidad de que nos hubiéramos divertido mucho más yendo a jugar al fútbol sobre nuestra elección. Ese es el coste de esa oportunidad.
A la hora de aplicarlo en finanzas es más fácil medir ese coste en un número como tal. Supongamos que en un momento determinado queríamos invertir $10.000 y necesitábamos las ganancias en dos años. Nuestras dos alternativas eran Bitcoin a $200 y SPY a $190. Decidimos comprar SPY por ser un activo más establecido y menos riesgoso. Al cabo de dos años, nuestro retorno es del 31% y ahora tenemos $3.115 adicionales.
Estamos contentos con el resultado y decidimos ver cómo nos hubiera ido con la arriesgada inversión en Bitcoin. Vemos que en dos años subió 1839,95 % y que nuestros $10.000 nos habrían permitido ganar $183.995 extra.
Nuestro coste de oportunidad fue de $183.995 - $3.115 = $180.880
De esta manera podemos comprobar fácilmente el coste de los beneficios que no gozamos a raíz de no haber decidido ir por la mejor alternativa posible (Obviamente no podemos saber cuál será efectivamente la mejor alternativa).
En conclusión, el coste de oportunidad es un concepto que nos ayuda a detenernos un momento y ver a dónde vamos a destinar nuestros recursos más limitados, generalmente el tiempo y el dinero, para asegurarnos de que vamos a buscar el mayor retorno posible de ellos, ya sea económico o en nuestro día a día.
Entonces, el coste de oportunidad es un tipo de costo que se da al renunciar a una alternativa cuando tomamos una decisión, incluyendo los beneficios que podrían haber venido de esa alternativa. De esta manera, podemos entenderlo como los beneficios que no percibimos, que pasan a representar un coste, por no haber elegido la mejor alternativa para nuestros recursos limitados. Es el valor que tiene la alternativa perdida.
Nos enfrentamos a este concepto todos los días de nuestra vida: imaginémonos una situación en la que tenemos que elegir entre ir a jugar un partido de fútbol o bien, ir al cine. Si elegimos ir al cine, siempre existe la posibilidad de que nos hubiéramos divertido mucho más yendo a jugar al fútbol sobre nuestra elección. Ese es el coste de esa oportunidad.
A la hora de aplicarlo en finanzas es más fácil medir ese coste en un número como tal. Supongamos que en un momento determinado queríamos invertir $10.000 y necesitábamos las ganancias en dos años. Nuestras dos alternativas eran Bitcoin a $200 y SPY a $190. Decidimos comprar SPY por ser un activo más establecido y menos riesgoso. Al cabo de dos años, nuestro retorno es del 31% y ahora tenemos $3.115 adicionales.
Estamos contentos con el resultado y decidimos ver cómo nos hubiera ido con la arriesgada inversión en Bitcoin. Vemos que en dos años subió 1839,95 % y que nuestros $10.000 nos habrían permitido ganar $183.995 extra.
Nuestro coste de oportunidad fue de $183.995 - $3.115 = $180.880
De esta manera podemos comprobar fácilmente el coste de los beneficios que no gozamos a raíz de no haber decidido ir por la mejor alternativa posible (Obviamente no podemos saber cuál será efectivamente la mejor alternativa).
En conclusión, el coste de oportunidad es un concepto que nos ayuda a detenernos un momento y ver a dónde vamos a destinar nuestros recursos más limitados, generalmente el tiempo y el dinero, para asegurarnos de que vamos a buscar el mayor retorno posible de ellos, ya sea económico o en nuestro día a día.