Veinticuatro días después de la victoria de Syriza en las elecciones griegas bajo un gran apoyo al candidato Alexis Tsipras por parte del pueblo heleno, podemos decir que ya existe acuerdo con Europa. Para algunos era de esperar ya que en caso de no existir acuerdo ambas partes se verían perjudicadas, en mayor medida Grecia, pero para otros, no era de esperar que Grecia accediera al ultimátum del Eurogrupo. Ultimatúm que en caso de no ser aceptado hubiese llevado una retirada de la respiración asistida a la liquidez de los bancos griegos.
Y es que a diez días de la caducidad del actual programa de rescate, Grecia se dispone a dar su brazo a torcer para ampliar durante seis meses el actual programa, ampliación que bien nos recuerda a la protagonizada por Chipre hace unos escasos dos años. Ambos contaban con características muy similares: países con dificultades que requieren de ayuda financiera sin demasiadas condiciones y con unos prestamistas que, cuanto menos, exigen garantías de que su dinero es empleado de una manera correcta y para unos fines propuestos, un BCE al borde del desbordamiento de su paciencia y unas negociaciones que no hacen más que alargarse propiciando un posible corralito para evitar la fuga de dinero masivamente.
Es importante tener en cuenta que la aparición llevada a cabo en Europa tanto por Tsipras como por su ministro de finanzas, Varoufakis durante este último mes ha propiciado una fuerte revaloración de la bolsa ateniense, concretamente del 19% en lo que llevamos de este mes de febrero, fuertemente impulsada por la banca griega.
Bien es cierto que estas ganancias distan mucho de las registradas durante el mismo periodo por otros índices bursátiles como el Dax alemán que se encuentra rozando su máximo histórico.
A continuación podemos observar la evolución del ASE desde noviembre de 2014 hasta la actualidad:
Nos llama la atención ver como prácticamente tras la victoria de Syriza en las elecciones griegas, la Bolsa Griega representa un gran volumen de negociación llegando a representar los casi 400.000.000 de títulos. Éste es un dato que ratifica la fiabilidad del movimiento que está realizando la cotización, por lo que es un dato positivo para el ASE, índice que no representaba un volumen de negociación tan alto desde hacía varios meses.
Las medidas anunciadas por Tsipras (ya incluidas en su programa electoral) que tienen como objetivo aspectos como la readmisión de funcionarios despedidos o un plan que lleve a la alimentación de los griegos en situación de pobreza, son interpretadas como un pulso cuyo contrincante tiene nombre y apellidos: Unión Europea. ¿Los motivos? Bien claros, la capacidad de pago de un país con una deuda pública que asciende al 174% de su PIB.
La filtración de la última negociación entre Grecia y la Eurozona, en la que se aceptaba una extensión del actual programa de rescate para poder continuar con la negociación, hizo posiblemente creer a los inversores que el acuerdo entre ambas partes tardaría bien poco en llegar.
¿Qué hace el BCE?
Dada la situación griega, muchos de nosotros nos preocupamos sobre el papel que viene desarrollando el BCE. El pasado 15 de febrero de 2015, amplió el importe destinado al programa de liquidez de emergencia (ELA) por el que el Banco Central de Grecia se encuentra inyectando liquidez a las entidades de crédito del país. El programa se amplía seis meses más, tras los seis meses es posible que un cierre del grifo a los bancos griegos lleven a la salida del país de la Zona Euro, todo ello unido a la falta de apoyo a Grecia por parte de sus socios. Las continuas declaraciones cruzadas entre el ejecutivo heleno y los líderes europeos solo dejan ver a corto plazo un cede por parte del ejecutivo heleno, pero un cede muy a corto plazo, pese a las declaraciones anteriores que afirmaban que Grecia no pediría una prórroga. Recordemos que la Eurozona anunció el pasado 4 de febrero que dejaría de aceptar la deuda pública griega como garantía para financiar a los bancos helenos pero dejando una puerta abierta a la financiación urgente ofrecida la ELA, financiación que no sería capaz de atender la fuga masiva de depósitos y las retiradas de efectivos según el BCE.
Y mientras tanto, ¿qué sucede con la curva de tipos griega?¿Ocurre lo mismo con la española? A continuación las vemos representadas, en azul la curva de tipos de Grecia y en rojo la curva de tipos de España:
Tal y como podemos observar, a corto plazo los inversores otorgan una mayor probabilidad de impago en los bonos de Grecia, y es por ello por lo que el tipo de interés se dispara al 17%, mientras que a largo plazo la curva de tipos continua un tanto elevada (rozando incluso el 10%) pero menos que a corto plazo.
En cuanto a España, podemos ver como la curva de tipos tiene una estructura normal y se espera que a largo plazo haya crecimiento y subida de tipos de interés. A corto plazo se sitúa no llega al 0,20%, mientras que el bono a largo plazo se sitúa sobre el 1,40% mientras que a partir de que a partir de los 15 años supera el 2%.
Lo que parece evidente es que el acuerdo adoptado por el Gobierno Griego da pie a numerosas especulaciones en los mercados, ya que es un acuerdo centrado muy en el corto plazo. Bien es cierto que ha debido de aceptar las condiciones que en su día le impusieron sus acreedores para poder ser ayudado y que sin duda los inversores permanecen expectantes ante los posibles acontecimientos que puedan derivar en un futuro muy cercano del pueblo heleno.
¿Asumen los mercados la continuidad de Grecia en la Eurozona tras la adopción de este acuerdo, o quizás exista posibilidad de Grexit tras estos 6 meses de respiro?