Estoy muy contento de que Juan Such me haya invitado a colaborar con Rankia para tratar de acompañar a sus usuarios en el aprendizaje de Bitcoin y digo acompañar porque tras casi 4 años estudiándolo, tengo la sensación de, como frecuentemente dice mi admirado Pierre Rochard, "solo haberle quitado la primera capa a la cebolla". Con esto quiero decir que espero ayudaros y que me ayudéis también a seguir construyendo nuestra comprensión de todo esto.
Creo que con Bitcoin estamos ante algo que es un poco la cuadratura del círculo porque todo el mundo trata de aproximarse a su aprendizaje tratando de encajarlo en un modelo mental pre-existente y en mi opinión esta manera de abordarlo muy probablemente te hará fracasar estrepitosamente. De hecho creo que las personas que mejor lo han entendido no tenían ideas especialmente preconcebidas respecto a cosas como el dinero por ejemplo. Mi objetivo es que tu también participes y nos ayudemos mutuamente a seguir tratando de aprender juntos de que va esta locura de convertir software y bytes en la tecnología de cooperación y progreso más importante de todas.
Yo siempre digo que si intentas entender Bitcoin mirando el clásico dibujito de bloques volando por el ciberespacio o tratando de entender el cómo en vez del por qué, no lo vas a entender.
Existen muchísimas personas que son auténticos portentos con temas tecnológicos y no comprenden lo que para mí es más importante, que es el por qué de Bitcoin y para esto, hay que entender también el problema que trata de resolver.
Lo primero que te debería hacer sospechar que hay algo que no va bien son estas repetidas crisis financieras en las que el fruto de tu trabajo se puede volatilizar. Esto no tiene por qué ser así. No te conformes con pensar que es lo normal y que nos debemos resignar.
George Gilder dice que el progreso económico no viene porque las personas demandemos cada vez más innovadores desarrollos sino porque los emprendedores pueden generar "sorpresa" o dicho en otras palabras, innovar. Célebres empresarios como Henry Ford o Steve Jobs estaban de acuerdo en ignorar a sus clientes a la hora de decidir qué lanzar al mercado. Preferían soñar, crear, innovar y sorprender a los consumidores con nuevos productos y servicios.
Y yo estoy de acuerdo, la economía es una cuestión de oferta, no de demanda, y nuestra clase dirigente no la está tratando bien. Es cada vez más complicado generar riqueza a través de la innovación porque la regulación está estrangulando la creatividad empresarial. No puede ser sorpresa que la mayor parte de la innovación se esté dando en actividades donde fiscalizar la actividad es más complicado, como por ejemplo internet. Cualquiera que haya tratado de innovar se habrá encontrado dedicando mucho más tiempo a resolver los diferentes problemas legales y regulatorios que a diseñar y lanzar el producto al mercado.
El por qué de esto es muy sencillo de entender: si tu fueses alguien con responsabilidades políticas, tienes cero incentivos a fomentar el progreso porque éste se construye a base de equivocarse, y equivocarse mucho y sonoramente. El político es un animal diferente que necesita que sus errores pasen lo más desapercibidos posibles y para ello lo ideal es limitar la prueba y error y apostar por el status quo.
Esta apuesta por el status quo tiene un efecto perverso y es que los que consiguen ahorrar tienen cada vez más complicado apostar por proyectos innovadores con gran potencial de rentabilidad futura. Peter Thiel habla mucho de esto en su libro From Zero to One cuando insiste en que los proyectos empresariales a los que nos estamos acostumbrando tienden a ser más de lo mismo, más proyectos de 1 a 10 que de 0 a 1. Los primeros pueden ser rentables, pero los auténticamente revolucionarios son los segundos.
Si te dedicas a trabajar con departamentos de innovación de grandes corporaciones Españolas, como yo he hecho en el pasado, te habrás acostumbrado a visitar a personas con la mejor intención, pero aterrorizadas por la posibilidad de proponer algo demasiado rompedor a sus superiores por miedo a canibalizar el modelo de negocio que verdaderamente les da de comer. Las principales empresas Españolas dicen que innovan cuando en realidad rara vez innovan y tratan de impedir que otros innoven a base de contratar ex-ministros para favorecer la regulación hacia el status quo. En España hay empresas que se hacen llamar de tecnología e innovadoras y en las que en realidad su modelo de negocio es contratar ex-funcionarios para que se paseen por los Ministerios a la caza del último concurso público.
Vale, ya me he explayado por hoy con la clase política, pero ¿por qué es esto relevante para Bitcoin?
La solución está en la conversación que he tenido recientemente con Manuel Polavieja por email, pues ante la evidente disminución de la rentabilidad esperable de los proyectos empresariales, el ahorrador que quiere liquidez prefiere irse a la deuda pública que a la divisa correspondiente, en especial los bancos pues son deudores y acreedores al mismo tiempo, ya que la deuda tiene menos riesgo de contrapartida que la divisa (sobre todo a determinados volúmenes no cubiertos por el Fondo de Garantía de depósitos) y además más retorno. Dicho en otras palabras, la seguridad de la deuda pública (en realidad medida como capacidad para hacer cumplir las deudas) y su retorno, lo hacen un activo más deseable que las propias divisas en las que están denominados.
Esto hace que la deuda pública resulte más barata de emitir para las administraciones públicas de lo que ocurriría en circunstancias más deseables. El caso es todavía más grave en el caso de los USA que pueden emitir más deuda y USD gracias a su demanda exterior. El propio Estado, a base de estrangular la creatividad empresarial, está incentivando el crecimiento de su propia deuda. Pero es que, además, el no devolverla a tiempo rara vez tiene consecuencias para los responsables. Como consecuencia el Estado se hace más grande y el resto de la economía más pequeña y más zombificada con menor división del trabajo pues algunos sectores siguen inalterados durante décadas cuando la destrucción creativa Schumpeteriana debería haber acabado con ellos hace tiempo.
En paralelo, los agentes, ante la dificultad de encontrar retornos razonables, solo desean endeudarse a tipos cada vez más bajos con lo cual los bancos comerciales y centrales siguen a estos tipos hacia abajo, retroalimentándolo todo para seguir estrangulando a la economía. Cuando comprendes esto, te das cuenta de que es normal que la mayor parte de las empresas y particulares no sean capaces de ahorrar y que el poco ahorro que se produzca se invierta en aquellas inversiones con el mínimo riesgo, que suelen ser los que consiguen unos flujos de caja espectaculares tipo Apple o Google, o deuda pública o aquellos negocios favorecidos por la regulación. Ningún banco en su sano juicio moverá el dinero que le llegue de la FED o del BCE a la economía real en grandes cantidades, sencillamente porque la rentabilidad riesgo de la economía real es mucho menos deseable que la deuda pública y esto provocará un credit crunch y posterior deflación. Y tras esto, solo se nos abre ruina ante esto o helicopter money, que solo provocaría inflación en caso de llegar. En fin, que no pinta bien en ningún caso.
Pero estos son los síntomas del problema; en mi reciente charla con Juan Such, expliqué que el motivo de fondo de verdad es que usar un dinero crédito en vez de un dinero commodity como el oro o Bitcoin, convierte nuestra cooperación en el intercambio de obligaciones en vez de en el intercambio de bienes presentes, suponiendo tres cosas:
- Disfrutar de más consumo presente a base de aumentar nuestras obligaciones futuras (endeudarse para consumir hoy => altas tasas de consumo y bajas de ahorro, mayor fragilidad a los shocks económicos).
- Que los incentivos entre las partes no estén alineados porque el aumento de obligaciones es un problema en especial si los que deben cumplirlas no sufren las consecuencias de sus incumplimientos (en especial clase política, banqueros, empresas reguladas con fuerte vinculación con la Administración).
- La necesidad de asegurar el cumplimiento de obligaciones requiere una estructura política, legal, jurídica y regulatoria mastodónticas. No solo organismos regulatorios sino organismos que regulan a organismos, un auténtico despropósito.
En resumidas cuentas, si el capitalismo es una economía basada en el ahorro y acumulación de capital (de ahí el nombre), en realidad vivimos en un sistema que claramente no lo es, que genera desigualdad al crear dos clases, los cercanos al poder (tanto dentro como fuera de la administración pública) y los que no (que es parte del efecto Cantillón) y que es extraordinariamente frágil a shocks externos por su falta de ahorro (ya no digamos a pandemias). Y para más INRI, ¡tenemos que oir a algunos decir que la solución pasa por aumentar el tamaño del Estado! Fascinante acrobacia cerebral en mi opinión.
Yo creo que sólo cabe una solución: cambiar radicalmente el tipo de dinero para:
- Minimizar la necesidad de confiar en el cumplimiento de obligaciones al cooperar, intercambiando bienes presentes en vez de crédito.
- Aumentar la capacidad de los individuos para ahorrar y arriesgarse en nuevos proyectos empresariales con una mayor potencial rentabilidad
- Hacer que los errores de los demás tengan consecuencias, o en palabras de Taleb, hacer que todos tengamos Skin in the Game
Voy a utilizar este post como punto de partida para que vayamos aprendiendo y analizando las posibilidades de que Bitcoin sea la solución.